El pueblo boyacense transmite sus mitos de generación a generación y se hace por tradición, Boyacá es un pueblo que respeta y exalta profundamente los lagos, las montañas y las rocas; ninguno habla de nadar en dichos lagos, y ni siquiera de lavar allí sus ropas. Consideran que los "espíritus" o los "encantos"
están vinculados a los fenómenos físicos, los ríos, las montañas y las
lagunas; inclusive cuando pasan cerca de ésta, hacen la señal de la
cruz. Algunos campesinos boyacenses creen que los espíritus del agua no
solo viajan bajo la tierra, sino también toman fuerza humana y caminan
de un lugar a otro; piensan que los espíritus de la montaña son más
feroces en las horas nocturnas y mucho más los viernes de semana santa.
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