En Tunja la leyenda del judío errante está en relación con la escultura del judío de la Iglesia de Santo Domingo que sale en las procesiones de Semana Santa; una escultura esculpida con la del Nazareno en los mediados del siglo XVI en Tunja. Creían los novicios del convento que el judío salía en las noches a hurtadillas de su celda y recorría los claustros del convento y robaba alimentos; creían asimismo que la estatua volvía repentinamente la cabeza y clavaba miradas tenebrosas e infernales; asimismo que lo encontraban sentado y llorando escondiendo la frente entre los brazos. Cuenta la leyenda colonial que un viernes santo el Padre Luis recibió la visita de un viajero, quien le preguntó por la estatua del judío de Santo Domingo. El viajero y la estatua vestían de la misma manera y entablaron un diálogo de reconocimiento en el cual el viajero resultó ser Ahseverús el judío errante, quién siguió su camino con paso lento y cansado hasta la consumación de los siglos.
lunes, 26 de octubre de 2015
LA LEYENDA DEL JUDÍO ERRANTE EN TUNJA
La Leyenda del Judío Errante en Tunja. Aparece desde finales del siglo XVI. Se trata de la visita que hizo Ahseverús
el judío de los tiempos de Jesucristo, quién según la leyenda universal
que se ha ubicado en muchos lugares del mundo, gritó a Jesús en el
camino del Calvario "anda", cuando el nazareno quiso sentarse en una
piedra. El Maestro le dijo "Anda tú, anda hasta cuando yo vuelva, hasta
el fin de los tiempos". Y desde entonces anda por todo el mundo,
representando en su imagen la figura andante del pueblo judío.
En Tunja la leyenda del judío errante está en relación con la escultura del judío de la Iglesia de Santo Domingo que sale en las procesiones de Semana Santa; una escultura esculpida con la del Nazareno en los mediados del siglo XVI en Tunja. Creían los novicios del convento que el judío salía en las noches a hurtadillas de su celda y recorría los claustros del convento y robaba alimentos; creían asimismo que la estatua volvía repentinamente la cabeza y clavaba miradas tenebrosas e infernales; asimismo que lo encontraban sentado y llorando escondiendo la frente entre los brazos. Cuenta la leyenda colonial que un viernes santo el Padre Luis recibió la visita de un viajero, quien le preguntó por la estatua del judío de Santo Domingo. El viajero y la estatua vestían de la misma manera y entablaron un diálogo de reconocimiento en el cual el viajero resultó ser Ahseverús el judío errante, quién siguió su camino con paso lento y cansado hasta la consumación de los siglos.
Otras leyendas indígenas encontramos en Boyacá: La leyenda de Furatena en el territorio de los Muzos y las esmeraldas, alrededor de los cerros que fueron adoratorio de los chibchas. La leyenda de Huán en el templo de Iraca; la leyenda de Azay, la leyenda de la princesa Anachué, la leyenda de Tomaghata o el cacique Rabón, la leyenda de Idacansás en Sogamoso; las leyendas de los Laches y de los Boches hacia el norte de Boyacá y otras.
En Tunja la leyenda del judío errante está en relación con la escultura del judío de la Iglesia de Santo Domingo que sale en las procesiones de Semana Santa; una escultura esculpida con la del Nazareno en los mediados del siglo XVI en Tunja. Creían los novicios del convento que el judío salía en las noches a hurtadillas de su celda y recorría los claustros del convento y robaba alimentos; creían asimismo que la estatua volvía repentinamente la cabeza y clavaba miradas tenebrosas e infernales; asimismo que lo encontraban sentado y llorando escondiendo la frente entre los brazos. Cuenta la leyenda colonial que un viernes santo el Padre Luis recibió la visita de un viajero, quien le preguntó por la estatua del judío de Santo Domingo. El viajero y la estatua vestían de la misma manera y entablaron un diálogo de reconocimiento en el cual el viajero resultó ser Ahseverús el judío errante, quién siguió su camino con paso lento y cansado hasta la consumación de los siglos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario